Yaracuy es
un pañuelo
de cuatro
esquinas abiertas
a los
puntos cardinales.
Es percal
de indios abuelos
con puntos
de bucare
y un olor
de espiga nueva
en el
perfume del aire.
Yaracuy es
un pañuelo
rayado en
cañamelares;
es un
pedazo de cielo
bajo el
sol de la mañana
cuando la
luz de aceituna
se diluye
en los estambres
y van
recortando el aire
las plumas
de los turpiales.
Yaracuy es
un pañuelo
orillado
de montañas
en tres de
sus laterales:
por Aroa,
hacia Nirgua,
por rumbos
de Yaritagua,
los cerros
son esmeraldas
cosidas en
el bordado
para que
el viento no abombe
el suave
plano del valle.
Hace años
se fue una hebra
en la
urdimbre del paisaje
y quedó
rayado el río
a lo más
largo del valle.
La hebra
se hizo camino
hacia un
contorno de la playa
que en los
pies de los cocales
enreda la
sinfonía
de toda el
agua del mar.
Yaracuy
maravilloso
pañuelo de
la esperanza.
Yaracuy es
un escudo
en la
Venezuela heráldica:
tiene
todos los colores
de un espléndido
futuro
en el
relieve floral
de su
sencilla botánica.
Yaracuy
lavó su bronce
en
pretéritos dolores;
lloró con
sus malos hombres;
fue feliz
con hombres buenos;
su
Faustino, su Carmelo
y los
tantos que se fueron
y dejaron
huella
en la
historia de su pueblo.
En el
valle y en los cerros
el hombre
de su paisaje
conserva
el temple de acero
que nos
legaron los viejos.
Los de la
Pica del Chino
son nietos
de aquel abuelo
que trajo
el Padre de Las Casas.
Nietos que
vinieron
en la
panza de veleros
como
carbón a granel,
para
alimentar el fuego
de la
infinita desgracia
en un
dolor de cadenas.
Abuelos de
suerte negra,
arrancados
de su tierra,
amarrados
como bestias,
tirados en
las bodegas
de los mil
barcos negreros
para
explotación de América!...
….
Negra cruz
de suerte esclava;
- ¿qué
hiciste Padre Las Casas?
Se te
enredó en la sotana
con credos
y padrenuestros
la
injusticia de los blancos
con la
justicia del negro.
En es
negro paisaje,
El del
mercado negrero,
Quedan los
puntos oscuros
como
plomos del recuerdo.
….
África
ecuatorial.
Oh! mi África
lejana,
la que
envió al Yaracuy
en misión
diplomática
y dolor de
la raza
a la negra
pimienta
de carita
ovalada
de ojos de
triste luna
y bemba de
totuma
con
suspiros de azúcar;
la de
torneados hombros,
ánfora y
bayadera…
y un par
de oscuros senos
cual
duraznos maduros
para un
día de feria
y una
noche de estrellas!...
….
Mujer de
carne morena
En la
fiesta de connubio,
con música
de tambores
en el
tamtam milenario.
Tamtam de
piedra sembrado
En hueco
de la Historia.
Tamtam de
mi raza negra
en la
espesura del bosque;
dolor y
llanto silbantes
como la
flecha que silba
hacia un
rincón de silencio
partido en
el infinito.
Tamtam de
música negra
en la espesura
del bosque;
que en las
raíces desnudas
hinca sus
dientes de fiera
para
romper cadenas
que se
ahondan en la tierra.
….
Tamtam de
mi raza
que va por
las picas al bosque;
tamtam de
tambores
que se oye
en la orilla del río
como una
plegaria
de voces
malditas y fúnebres
en la
danza lenta
de
estrellas que tiemblan de frío.
… … …
Yaracuy es
un pañuelo
abierto en
las cuatro esquinas
para recoger
el cielo.
Alguna
noche de luna
la Luna
vendrá al pañuelo
como un
mangotín maduro
de ésos
que come el pueblo
en el
hotel de la hilacha,
el hotel
que está a la playa
en un
recodo del río,
con un
centenar de ramas
y en cada
ramo un racimo.
….
Bajo el
pañuelo paisaje
está una
mano fraterna
del indio
linaje
para la
amistad abierta.
La mano siempre
extendida
con el
dorso sobre tierra.
Hay un
pueblo en cada dedo,
cada
pueblo es una gema:
Aroa sobre
el pulgar,
en el
índice Urachiche,
Yaritagua
en el cordial,
Chivacoa
de anular
y sobre el
meñique Nirgua.
En la
palma de la mano,
mano de la
india estirpe,
la del
amor y del cariño,
están
Guama y San Felipe,
centinelas
del camino
hacia un
adónde que sigue
por un
cuando de los siglos.
….
Yaracuy
maravilloso
pañuelo de
cuatro esquinas
abierto a
los cuatro rumbos
del
paisaje fascinante…
-Se inicia
sobre tu suelo
La inflorescencia
en espiga
Para un
futuro brillante
Con saber
de caramelos!
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